Las sucesivas y
alternadas contracciones y relajaciones permiten que el corazón funcione como
una bomba, impulsando la sangre desde las venas hacia las arterias. Este patrón
mecánico se denomina ciclo cardíaco, y consta de dos fases principales: la
diástole o fase de relajación; y la sístole o fase de contracción.
Propiedades mecánicas
de la fibra cardiaca
Para que las fibras
cardíacas inicien el proceso mecánico de la contracción es necesario que la
información eléctrica localizada a nivel de la membrana se introduzca al
citoplasma celular, que es el lugar donde se encuentra la maquinaria
contráctil; por ello, el primer fenómeno que ha de estudiarse es el tránsito de
esta información, denominado acoplamiento excitación contracción.
Respuesta contráctil
del músculo cardíaco
La prolongada duración
del potencial de acción tiene como consecuencia que la fase contráctil coincida
temporalmente con la membrana en situación de despolarización.
Las células cardíacas
tienen un metabolismo fuertemente aerobio, que les garantiza un adecuado
soporte de ATP. Para ello contienen muchas mitocondrias y mioglobina, la cual
les proporciona el color rojo. Si se compromete por cualquier alteración el
suministro de sangre u oxígeno a las fibras, su capacidad de supervivencia es
muy reducida y mueren.
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